Quienes visitan las Islas Cíes suelen quedar prendados de sus aguas cristalinas y playas de arena blanca, pero pocos se percatan de que están paseando sobre un verdadero milagro geológico que data de millones de años atrás. La evolución geológica de las Islas Cíes nos cuenta una historia épica de colisiones continentales, erupciones volcánicas y cambios drásticos en el nivel del mar, elementos que conjuntamente han esculpido este paisaje único en la costa de Galicia.
Las Islas Cíes forman parte del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, y son el resultado de una serie de procesos geológicos fascinantes. Originalmente, estas islas eran parte de la masa continental, separándose del continente a través de la acción erosiva del mar y los movimientos tectónicos. La presencia de diferentes tipos de rocas, como granito y esquisto, revela esta tumultuosa historia geológica que ha dado forma a las islas.
Para el visitante curioso, entender estos procesos puede transformar una simple caminata por la playa en una exploración del tiempo geológico. Al caminar por el sendero que lleva al Faro de Cíes, uno no solo se deleita con la vista panorámica, sino que también pisa sobre lo que fue el lecho de un antiguo océano, ahora elevado a gran altura por la fuerza de las placas tectónicas. Estos mismos procesos son responsables de la formación de los acantilados dramáticos que ofrecen esas vistas fotogénicas que todos amamos.
Además, las formaciones rocosas de las islas revelan periodos de intensa actividad volcánica. El granito que se puede ver en varias zonas de las islas, con sus intrincadas venas de cuarzo, cuenta la historia de magma que se enfrió lentamente, cristalizando en profundidad antes de ser expuesto por la erosión. Es fascinante pensar que el suelo que hoy pisamos tiene un origen tan ígneo y violento, aunque ahora predomine la tranquilidad y la belleza paisajística.
Pero, ¿qué sería de un relato geológico sin un poco de drama marino? Durante la última era glacial, el nivel del mar era considerablemente más bajo, y se cree que las Islas Cíes estaban conectadas al continente. Con el fin de la glaciación, el mar comenzó a subir, aislando estas perlas geológicas y creando el paisaje insular que hoy atrae a miles de visitantes cada año. Este cambio no solo modificó la geografía, sino que también ayudó a preservar la biodiversidad única de las islas, permitiendo que especies tanto terrestres como marinas florecieran en aislamiento.
A lo largo de los siglos, la erosión provocada por el viento y el agua ha moldeado las rocas de las islas, suavizando sus contornos y creando las playas de arena blanca que tanto nos enamoran. Cada grano de arena es un testimonio de esta lenta pero constante transformación, un recordatorio de que incluso las rocas más duras ceden ante el poder persistente de la naturaleza.
Entender la evolución geológica de las Islas Cíes no solo enriquece la visita, sino que también fomenta un respeto más profundo por estas maravillas naturales. Al recorrer sus senderos, explorar sus playas y mirar hacia el horizonte desde sus altos acantilados, no solo estamos viendo un paisaje hermoso, sino también leyendo las páginas de un libro abierto que ha tardado millones de años en escribirse. Así que la próxima vez que visites, tómate un momento para apreciar no solo la belleza que entra por los ojos, sino también la increíble historia geológica que yace bajo tus pies.