Estos días en los supermercados las ventas son superiores a otras épocas del año, no es que encuentres más gente de lo normal, pero sí es cierto que los clientes se gastan mucho más dinero que en otros momentos del año porque no compran cosa que compran asiduamente como productos de centrallechera o de otras marcas. Eso es porque todo el mundo quiere que tanto la cena de nochebuena como la comida de navidad de su casa agrade a todos los comensales que tenga a comer o a cenar. Pero aunque en muchas ocasiones se esmeren en agradar a todos no llegan a conseguirlo, y eso normalmente es por culpa de la avaricia o egoísmo de algún otro miembro de la familia, y esto pasa más a menudo de lo que os podéis imaginar.
En mi casa por ejemplo, llevaban toda la vida haciendo un estilo de carne que estaba mucho más que buena, pero parece que desde que mi abuela ya no hace la cena de nochebuena les molesta hacer esta carne. Yo estoy cansado de discutir para que no dejen de hacerla, ya que yo a la cena voy mayormente por esa carne, ya que no es que me encante el marisco y no como pescado para cenar. Estoy convencido de que no quieren hacer la carne que a mi me gusta porque a las que cocinan que normalmente son mi tía y mi madre y ellas no comen carne prefieren comer pescado. Y el pescado lleva unos años trayéndolo uno de mis primos que se ha convertido en un pescador experto. El año pasado pescó un pescado que no le cabía en el horno, por fortuna en casa de nuestra abuela tenemos un horno mucho más grande de lo normal y ahí sí que pudo cocinar el pescado, pero eso no quita que él también haya discutido con mi tía por ese motivo. El mayor problema de todo es mi tía, que se cree que es la que manda en la familia y está muy equivocada. Si es por discutir, personalmente no voy a dejar de discutir si creo que tengo la razón en lo que pienso, por mucho que ella se empeñe.