Cada vez más voces se alzan para pedir que los coches, al menos los particulares, sean eliminados del centro de las ciudades. Y no faltan razones para esta petición, que ya se está llevando a cabo con éxito en algunos lugares. Para empezar, las grandes ciudades tienen un serio problema con la contaminación. El aire de estos lugares está cada vez más contaminado y esto es debido al gran volumen de tráfico que se concentra en los centros urbanos. Conseguir un aire más limpio es sinónimo de salud para todos, pero especialmente para quienes padecen problemas respiratorios. No es asunto de broma, se sabe que cientos de personas mueren todos los años por la mala calidad del aire de las grandes ciudades.
Los programas de peatonalización son importantes pero tienen que ir acompañados de construcción de plazas de aparcamiento alternativas que tienen que estar situadas en los alrededores del centro urbano. Se acabó el dar vueltas buscando aparcamiento en Almería o cualquier otra ciudad. Cualquier conductor tendrá muy claro dónde dejar el coche cómodamente para ir caminando luego por la zona centro.
Aunque muchas veces el comercio se revuelve cuando se habla de peatonalización o de restringir el tráfico en el centro de las ciudades, está demostrado que esta medida contribuye a que se incrementen las ventas. Es cierto que nunca van a desaparecer al completo los coches, pero si tan solo taxis, autobuses, transportistas y residentes pueden entrar en el centro, el tráfico se limita tanto que es posible reducir el número de carriles y aumentar las aceras. Sobre todo porque ya no son necesarias tantas plazas de aparcamiento pues los vehículos quedan en los parkings de los alrededores. Todo esto favorece que la gente pasee y, al caminar por las calles, es cuando realmente descubren los comercios y pueden ver los escaparates.
El centro de las ciudades suele contar con calles que no son demasiado anchas. Y el espacio de aparcamiento puede ser vital para conseguir aceras por las que pueda pasear todo el mundo, lo que incluye a padres con niños en coches y sillas o personas con sillas de ruedas. Al poder entrar los taxis, no hay excusa que justifique la necesidad del vehículo privado. Eso sí, este espacio tiene que ser para peatones, no debiendo ser invadido por terrazas de gran tamaño que acaban impidiendo el pasear. Pero esa, es otra historia.