¿Cuáles son los grados de seguridad en puertas acorazadas?

El nivel de seguridad de las puertas acorazadas se divide en tres grupos —Grado III, Grado IV y Grado V—, de acuerdo con los requisitos detallados en la norma UNE-EN 1627. Estos grados de seguridad, ordenados de menor a mayor, expresan la resistencia que los materiales y sistemas de la puerta plantean a los atacantes, incluso si disponen de herramientas mecánicas de forzamiento, como ganzúas, amoladoras angulares o taladros motorizados.

 

Las de Grado III, por ejemplo, son una de las puertas de seguridad acorazadas en Vigo más utilizadas. En teoría ocupan el escalafón más bajo, el mínimo en protección doméstico, pero sus diseños oponen una resistencia eficaz a las acometidas más frecuentes: desde el bumping hasta el clásico ganzuado, pasando por métodos tan contundentes como el taladro mecánico, los punzones o la pata de cabra.

 

Generalmente, las puertas de Grado III están equipadas con bisagras de alta resistencia y una lámina protectora de acero de 2 a 3 milímetros. Para mayor seguridad, disponen de solapes y escalones que inhiben la acción de herramientas como gatos y palancas.

 

Las puertas acorazadas de Grado IV, por su parte, cuenta con refuerzos extra, como una lámina doble de acero que abarca toda la estructura y salvaguarda aún más la cerradura. Los delincuentes más avezados y con dispositivos de vanguardia se encuentran aquí con la ‘horma’ de su zapato, pues la seguridad de estas puertas neutraliza la mayoría de herramientas utilizadas: cizallas, taladros, cortafríos, tijeras cortadoras de chapa, etcétera.

 

Al igual que las anteriores, las puertas de Grado V son adecuadas para minoristas, joyerías y empresas en general, museos, edificios públicos, casas solariegas y otras construcciones. Su nivel de protección es realmente difícil de vulnerar, siendo capaz de contener ataques con caladoras, sierras eléctricas

 

Por su altísima seguridad y costosos sistemas de protección, las puertas de grado VI y VII se destinan a cámaras acorazadas, propiamente, quedando fuera del alcance del consumidor particular, debido a su alto coste y engorrosa instalación.