¿Sabemos lo que bebemos? 

Con tanta variedad de productos en el supermercado, los consumidores se están empezando a desquiciar. La información que llega a la mayoría de ellos es parcial e inexacta. Sirva de ejemplo el producto lácteo. Cada vez son más las personas que defienden el abandono de la leche animal por las bebidas vegetales. Al fin y al cabo, cada uno es dueño de sus actos y se alimenta como quiere. Pero difundir informaciones erróneas no es bueno para nadie. 

Así sucede también con la leche sin lactosa. Muchos detractores y muchos defensores de este producto esgrimen argumentos dudosos para fortalecer su posición. Hay quien pregunta, por ejemplo, si la leche sin lactosa tiene calcio porque ha leído en tal o cual sitio que este tipo de leche tiene menos vitaminas y minerales que la leche tradicional. Y esto no es así. 

Probablemente, la confusión en relación a la leche sin lactosa y otros productos similares enfocados al consumidor con intolerancias alimentarias está relacionado con su propia denominación. Llamar a este producto leche sin lactosa es equívoco puesto que sí tiene lactosa. Por ahí pueden venir las dudas de algunos de consumidores: si no tiene lactosa, tampoco tiene calcio, piensan. Pues no es así.

Para facilitar la digestión de la leche a aquellas personas intolerantes a lactosa, se aplica un tratamiento especial que consiste en añadir una enzima denominada lactasa que descompone la lactosa. No se elimina nada, no se le quitan componentes de forma que sus valores nutricionales permanecen inalterados. Así que sí, la leche sin lactosa tiene calcio, el mismo que otro tipo de leche.

Ahora bien, también existe otro punto importante en relación a la leche sin lactosa que repercute en su imagen: su sabor. El sabor de la mayoría de leches sin lactosa que encontramos en el mercado es ligeramente más dulce que la tradicional. Esto no se debe a que se añada azúcar, sino que es una consecuencia del añadido de la lactasa, factor imprescindible, como sabemos, para conseguir una leche más digestible. No obstante, muchas marcas ya trabajan en conseguir una leche sin lactosa con un sabor más cercano al tradicional.