El trabajo en la cocina suele ser bastante más de lo que aparenta. Para conseguir platos ricos y bien elaborados hay que realizar diferentes procesos que llevan tiempo. Y este tiempo es oro en cocinas de establecimientos de hostelería.
Hay cosas que no pueden acelerarse, como un buen caldo casero elaborado a fuego lento. Pero sí hay otras que pueden ahorrarse sin que se comprometa el sabor del plato. Por ejemplo, la elaboración de las verduras.
Una simple ensalada con diferentes tipos de lechuga y de brotes implica tener que coger la pieza, lavarla, seleccionar las hojas y trocearlas. Pero abrir una bolsa con una cuidada selección de brotes y hojas de lechuga frescas y listas para ser usadas, no lleva más que unos segundos y el resultado es absolutamente el mismo ya que el toque personal de la preparación va en el aliño y los acompañantes de la verdura.
En el caso de otros platos que llevan verduras, como menestras, ensaladillas o acompañamientos para guisos, la preparación es incluso mayor ya que además de limpiar y preparar las verduras hay que trocearlas en la forma que el plato exige. Pelar patatas y cortarlas en dados para una ensaladilla es un trabajo que lleva mucho tiempo y que tiene poco sentido cuando se pueden comprar mezclas de verduras congeladas para hosteleria de excelente calidad y que están listas para ser usadas.
La verdura no pierde calidad ni sabor cuando se congela, sobre todo si el producto original es de calidad. Y el trabajo que se ahorra es más que importante. Esto, sumando todos los platos y día tras día, supone muchas horas de ahorro de tiempo en la cocina. Además, se juega con la ventaja de que se puede trabajar con las mismas verduras todo el año sin depender de si es o no temporada. Y el precio de la verdura congelada es bastante económico, otra ventaja a mayores.
Hay algunos platos para los cuales la verdura fresca es importante y no se puede comprar ni congelada ni preparada, pero son platos específicos de temporada que se pueden incluir en la carta a mayores, gracias en parte al tiempo que se ahorra en otras preparaciones. Gracias a esta optimización del tiempo y de los recursos se pueden preparar platos de manera mucho más rápida y dar una mejor atención al cliente.