No pierdas de vista tus lunares

Con la llegada del buen tiempo la piel queda al descubierto y nos hacemos más conscientes de algunos aspectos de la misma que nos pasan más desapercibidos durante el invierno. Por ejemplo, las manchas y lunares. 

La mayoría de los lunares no suponen un problema, pero hay que vigilarlos de forma periódica, sobre todo si cambian de color o de tamaño. Ante el más mínimo problema, como un picor o los cambios antes indicados, hay que acudir a una clínica de dermatologia medica quirurgica Vigo

Lo primero que hará el especialista es analizar los lunares y, si ve que es conveniente, propondrá eliminar aquellos que puedan parecer más sospechosos. La intervención para extirpar los lunares es ambulatoria y muy sencilla y, en la mayoría de los casos, la cicatriz que queda es tan pequeña que una vez curada es prácticamente invisible.

Los lunares sospechosos, una vez extirpados, son enviados a analizar al laboratorio para saber si hay células de tipo cancerígeno en ellos. En caso positivo, el paciente puede ser derivado a un especialista en oncología para valorar la necesidad de un tratamiento. En algunos casos, si el cáncer es muy inicial, la simple extirpación, cuando ha sido total, es suficiente.

Los lunares deben de protegerse siempre de la acción directa del sol y en el caso en el que esa parte del cuerpo queda al aire hay que aplicarse un protector con la máxima protección contra el sol. Y reponerla cada pocas horas, sobre todo si se suda, si se frota la zona con una toalla o si se acude al agua.

No importa si los lunares son nuevos o acaban de aparecer, siempre hay que revisarlos y, cuando hay antecedentes de problemas, ya sean propios o en la familia, esta revisión puede llevarla a cabo el dermatólogo con la frecuencia que decida. Normalmente, si todo está bien, con una visita al año será suficiente si no hay nada que indique que es necesario acudir nuevamente.

Dado que los lunares pueden estar situados en la espalda o zonas que no es fácil observar, es bueno contar con la ayuda de la pareja o de un familiar para que nos revise los lunares. Debe de ser siempre la misma persona para que pueda darse cuenta de si se han producido cambios en alguno de los lunares o si han aparecido más desde la última vez.